viernes

José Ortega Y Gasset

A propósito de
Conversación en el golf o la idea del dharma
(escrito en 1926)



Yo no pretendo que el burgués abandone su moral; sólo pediría que me deja a mí la mía. Esta coexistencia de mandamientos diversísimos es la que expresa el hinduismo con el dharma. Dentro de la religión hindú caben todas las creencias, todas las doctrinas; el hinduismo no es dogmático. Sólo hay una cosa cuya aceptación exige: el cumplimiento de los deberes rituales. Cada casta tiene un repertorio de acciones permitidas y obligadas, un dharma, a que es forzoso ajustarse, porque constituye la ley última del universo. Cada individuo puede llegar a la perfección dentro de su dharma, y no puede llegar a ella por ningún otro camino. El brahmán tiene su moral de meditación y de ascetismo, como el ksatriya o guerero tiene la suya de fiereza y combate. Los dioses mismos están sometidos a un riguroso régimen; tienen que portarse como dioses. Lo ilícito es cometer la transgresión de un dharma y pasarse al ajeno, como no sea por vía de sacrificio. El acto indebido acarrea inexorablemente la reencarnación en una especie inferior. No se diga que no es ésta una moral rigorosa. Desde el comienzo de los tiempos, como realidad última del universo, como lo único que da a éste consistencia indestructible, se hallan prescritos los deberes rituales de cada tipo humano. El dios Brahma enseñó la gigantesca lista de normas vitales a los demás dioses, y la expuso en cien mil capítulos, según nos refiere en el Mahabharata. En vez de instaurar un solo perfil de corrección moral, anulando la riqueza del cosmos, el hindú respeta y acepta la maravillosa pluralidad del mundo, y en principio, como indica Weber, admite una moral para el ladrón y la prostituta. En cambio, no permite ningún desliz dentro de cada estatuto moral. (...) No hay escape posible. El viejo poema lo dice bellamente: "Como entre mil vacas el ternero encuentra a su madre, así el pecado cometido una vez persigue eternamente a su autor". Pues bien, amigo mío: el dharma de usted es jugar al golf, como el mío es un dharma de escritura y conversación.

José Ortega y Gasset

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