lunes

Chaplin

A propósito de la primera vez que vi en cine varias películas mudas de Charlie Chaplin a los diez años y aprendí a leer en su gestualidad todos los sentimientos y las emociones humanas

Esta vez:
El Inmigrante, 1917
Actúan también Edna Purviance, Eric Campbell, Albert Austin y Harry Bergman

Argumento:
Charlie está embarcado camino a Estados Unidos. Gana en un juego de cartas y pone el dinero en el bolso de Edna (a ella y a su madre enferma les habían robado todo). Cuando él recupera un poco para sí mismo, es acusado de ser un ladrón. Edna limplia su nombre. Más tarde, quebrado, Charlie encuentra una moneda y entra al restaurant. Allí descubre a Edna, cuya madre ha muerto, y la invita a comer con él. Cuando busca la moneda para pagar la comida no la encuentra, se le había caído por un agujero de su bolsillo.


Primera parte:



Segunda parte:



Tercera parte:

domingo

Simone de Beauvoir

A propósito de Memorias de una joven formal
cito algunas frases:



"Aquél día sospeché que que la literaura sólo mantiene relaciones inciertas con la verdad."


"me prometí no olvidar cuando fuera grande que a los cinco años uno es un individuo completo. Es lo que negaban los adultos cuando me demostraban condescendencia y me ofendían. En cuanto presentía, razonablemente o no , que abusaban de mí ingenuidad para manejerme, me encabritaba. Mi violencia intimidaba. (...) Esas leves victorias me alentaron a no considerar como insalvables las reglas, los ritos, la rutina: ellas son la raíz de cierto optimismo que sobrevivió a todas las educaciones. (...) Después de todo, mis furias compensaban lo arbitrario de las leyes que me esclavizaban; me evitaron hundirme en silenciosos rencores."


"Esa negación a cortar el cordón umbilical se manifestó con fuerza cuando leí la novela de Luisa Alcott, Good wiwes, que era la continuación de Little women. (...) Aborrecí a Luisa Alcott. (...) La amistad, el amor eran a mis ojos cosas definitivas, eternas, y no una aventura precaria. Yo no quería que el porvenir me impusiera rupturas: tenía que involucrar a todo mi pasado."


"al encontrar a Herbaud tuve la impresión de encontrarme a mí misma: me señalaba mi porvenir. No era ni un bien pensante, ni una rata de biblioteca, ni un pilar de bar; probaba con su ejemplo que uno puede formarse, fuera de los viejos moldes, una vida orgullosa, alegre, y reflexiva como la que yo deseaba. (...) El lunes a la tarde, sentada en la terraza asoleada del Luxemburgo, leí Mi vida de Isadora Duncan y soñé con mi propia existencia. (...) Mientras yo meditaba así sobre mi destino vi a Herbaud que caminaba junto el estanque en compañía de Sartre: me vió, me ignoró. Misterio y mentira de los diarios íntimos: no mencioné ese incidente que, sin embargo, quedó grabado en mi corazón. Me apenaba que Herbaud hubiera renegado de nuestra amistad y experimentaba ese sentimiento de exilio que detestaba entre todos."