ante la tumba de Macedonio Fernández:
Ella
(Su eternidad)
Como otros sin Muerte su persona de espíritu
Como sólo ella sin Ocultación su materia figurada
Su Sentir y su Línea imborrables e inseparables
Por un todo-amor, todo-creer, operantes,
Porque Amor deseó, creyó y pudo
De Imposible eximir su ser,
Por naturaleza sin imposibles del Ensueño Creído.
y de un poema:
Suave Encantamiento
Profundos y plenos
cual dos graciosas, breves inmensidades
moran tus ojos en tu rostro
como dueños;
y cuando en su fondo
veo jugar y ascender
la llama de un alma radiosa
parece que la mañana se incorpora
luminosa, allá entre mar y cielo,
sobre la línea que soñando se mece
entre los dos azules imperios,
la línea que en nuestro corazón se detiene
para que sus esperanzas la acaricien
y la bese nuestra mirada;
cuando nuestro "ser" contempla
enjugando sus lágrimas
y, silenciosamente,
se abre a todas las brisas de la Vida;
cuando miramos
las amigas de los días que fueron
flotando en el Pasado
como en el fondo del camino
el polvo de nuestras peregrinaciones.
Ojos que se abren como las mañanas
y que cerrándose dejan caer la tarde.
Macedonio Fernández
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