A propósito de este párrafo de su
Carta a Waldo Frank
publicada en la revista
Sur
en 1931
Existe la angustia de los que esperan, en plena actividad, que una tregua, que una forzada interrupción los lleve al reposo.
Existe la angustia de los que, en plena inactividad, esperan que una tarea, que un deber les sea impuesto por las circunstancias.
Tal vez había usted, generoso amigo, leído en mi semblante esta última angustia, tal vez decidió así ser la circunstancia.
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